Quizás sea interesante

Franco Gerarduzzi
3 min readAug 9, 2021

Quizás sea interesante hacer un ejercicio: esperar. Dejar que pasen los días, ahora que este domingo ocho de agosto de 2021 terminaron los Juegos Olímpicos de Tokyo. Quizás sea interesante, todavía, aguardar un poco más, algunos meses más. Y entonces, recién entonces, regresar. Cuando todo haya acabado, volver y mirar, como si se lo hiciera por primera vez. Quizás sea interesante, incluso, no haber visto absolutamente nada de los Juegos Olímpicos durante estas semanas y, luego, como alguien que llega demasiado tarde, comenzar a preguntar a unos y a otros qué sucedió. Quizás sea interesante que todos recuerden, por ejemplo, que la gimnasta estadounidense Simone Biles, de veinticuatro años — que durante Río de Janeiro 2016 ganó cuatro medallas de oro y tiene diecinueve títulos como campeona mundial — , se retiró de cinco pruebas en pleno certamen por estrés, para cuidar su salud mental. Quizás sea interesante que todos recuerden lo que dijo: que a veces siente que tiene el «peso del mundo» sobre sus hombros y que desde que entra al tapiz está sola y batalla contra «demonios» en la cabeza. Quizás sea interesante que todos recuerden que ella, una semana antes de que inicie la competencia, dijo que el momento más feliz de su carrera era su tiempo libre. Quizás sea interesante, también, que todos recuerden que hubo otros casos: por ejemplo, el de la nadadora argentina de veintiún años, Delfina Pignatiello — reconocida por haber ganado dos medallas en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 — , que decidió borrar algunas redes sociales y eliminar contenido de otras tras recibir ataques en las plataformas digitales — por haber quedado última en la tercera serie de clasificación de los 800 metros libres y en la de 1500 — . Quizás sea interesante que todos recuerden que no importa si el deporte que se practica — o lo que sea que se haga — es individual o en equipo: siempre hay instantes en los que no hay nadie más que uno mismo. Quizás sea interesante, por eso, que todos recuerden esa frase de la periodista y escritora argentina Sara Gallardo, que dice: «Un animal demasiado solitario se come a sí mismo». Quizás sea interesante pensar en eso: en qué ocurre cuando se está solo — completamente solo — y el silencio es una niebla espesa que no deja ver más allá, que asfixia. Quizás sea interesante seguir pensando en eso: en que, sin embargo, es necesario estar y sentirse solo, porque ésa es una manera de estar, al mismo tiempo, en peligro, de correr riesgos, de exponerse. Quizás sea interesante que esto pase porque la soledad, además, es una manera de hacerse preguntas: de salvarse. Quizás sea interesante, por el contrario, que nadie recuerde nada de todo esto. Quizás sea interesante que, como suele pasar, el olvido haga su tarea, implacable, y que pronto ya no haya Biles ni Pignatiello ni salud mental. Quizás nada de esto sea interesante y sólo sea un pretexto para decir otra cosa: que, a veces, es necesario detenerse, esperar, demorarse.

Después, cuando la niebla desaparezca, volver.

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Franco Gerarduzzi

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